Jueves, 22 de mayo de 2025
La Universidad Autónoma de Barcelona ha indicado que los colectores de niebla son “una de las tecnologías más útiles” para llevar agua a las áreas “más inhóspitas y complejas del mundo”. Con este objetivo, el centro ha participado junto al Cabildo de Gran Canaria en la iniciativa ‘Life Nieblas’, un proyecto que ha recogido más de 120.000 litros de agua en la isla y ha servido para replantar y cuidar árboles autóctonos en zonas asoladas por incendios.
‘Life Nieblas’ se inició en 2020 y consiste en la puesta en marcha, evaluación y mejora de tres tipos de colectores de niebla que han regado el bosque de laurisilva del Barranco del Andén. Un total de 40 colectores ya han recogido más de 121.000 litros de agua en una superficie de captación de 135 metros cuadrados y, todo eso, ha servido para reforestar 35,8 hectáreas con 15.000 árboles de varias especies de laurisilva.
Uno de esos colectores está inspirado en las hojas del pino canario, cuya forma de aguja permite atrapar las gotas de la niebla. Los investigadores lo definen como un peine de dientes metálicos que se puede disponer en dos hileras para aumentar la superficie de captación. Gracias al viento, las microgotas de la niebla ‘impactan’ con las filas.
Asimismo, encontramos el método Cocoon, que consiste en unos dónuts de cartón que se entierran llenos del agua de la niebla para hidratar al árbol durante su primer año de vida (el más delicado) y luego se descomponen. Además, los colectores permiten descargar el agua sin suministro energético ni emisiones de dióxido de carbono, y para transportarla no se emplea maquinaria.
Los colectores de ‘Life Nieblas’ han servido también para repoblar con árboles una franja de Portugal destruida por el fuego y una cantera en Cataluña, en la que se han plantado especies mediterráneas como el acebuche o el lentisco. Las zonas en las que ha actuado el proyecto coincidían en estar limitadas por la aridez y la dificultad para llevar agua con la que regar las plantas.
Una mirada histórica y actual al mismo tiempo
Aprovechar la niebla para obtener agua viene de lejos, y precisamente en Canarias lo saben bien. En la isla de El Hierro, sus aborígenes recogían en un pozo las gotas de las hojas del árbol Garoé, un ejemplar sagrado rodeado de niebla y humedad. Garoé desapareció en el siglo XVII por un huracán (en 1949 se plantó uno nuevo), pero la enseñanza ha llegado hasta nuestros días. El uso ha calado tanto y ha tenido tanto éxito que, aunque en un principio ‘Life Nieblas’ iba a terminar en 2025, el Cabildo ha decidido ampliar el proyecto hasta por lo menos 2029.
Más allá de reforestar las islas y la península ibérica, la niebla también sirve para llevar agua a las ciudades. Este 2025 se ha conocido un estudio que ha demostrado que unas mallas muy simples capturan hasta 10 litros diarios por unidad y metro cuadrado. Y lo hacen para llevar agua potable a los 120.000 habitantes de Alto Hospicio, una seca ciudad del desierto de Atacama, en el norte de Chile. Científicos de universidades chilenas y belgas han desarrollado unas mallas captadoras, que cuelgan entre unos postes; cuando el viento y las nubes las cruzan, las gotas se quedan atrapadas y caen para ser canalizadas en tuberías y tanques. Su difusión permite a otras comunidades urbanas disponer de nuevos recursos de agua potable, ya que, según los cálculos de los investigadores, si se recogen anualmente 2,5 litros diarios por metro cuadrado de malla, 17.000 metros cuadrados de material producirían los 300.000 litros semanales que actualmente se entregan en camiones a barrios marginales de Alto Hospicio, mientras 110 metros cuadrados servirían para la demanda anual de los espacios verdes.
De la niebla al rocío
Un aliado similar a la niebla es el rocío, que está formado por vapor en vez de por humedad ambiental. En el litoral catalán se han instalado unas mallas más plásticas que las que recogen el rocío y otras parecidas a mosquiteras. Al igual que con la niebla, es necesario que haya viento para que estas microgotas lleguen a los colectores.
Recientemente, un grupo de trabajo de la Universidad de Vigo presentó con investigadores franceses en una revista científica un sistema que recolecta agua de rocío a través de una superficie metálica microtexturizada con láser: el espacio se autoenfría de noche gracias a unos infrarrojos, lo que provoca una condensación del agua semejante a la que vemos en el rocío de las hojas de las plantas.
Los científicos destacan que el vapor de agua está disponible en “una enorme cantidad” por la atmósfera y que se puede lograr “desde los desiertos más áridos hasta las ciudades más húmedas”. Por tanto, se podría decir que contamos con recursos para combatir un problema de primer orden.¿Te ha parecido interesante?